El Tui Sou, o “manos pegajosas” es una práctica muy completa que exige diferentes habilidades como la coordinación de movimientos, la capacidad de desplazar el peso de una pierna a otra alternativamente y sin tensarse, escuchar la energía del otro para saberla conducir.
Lograr destreza en todas estas habilidades toma tiempo y mucha práctica. Es un largo camino que se puede ir conquistando poco a poco, con ejercicios que vayan desarrollando alguna de las destrezas.
El ejercicio que aquí propongo es muy sencillo de ejecutar, su dificultad no radica en el movimiento sino en la sutileza. Su objetivo es conseguir escuchar el movimiento del otro y dejarse conducir por éste.
Para realizarlo se necesitan dos personas que se colocarán una frente a otra. Se colocarán con una pierna adelantada que soporta el peso (tansanpu o posición de peso adelantado). Ambos con la misma pierna adelantada. Luego colocarán los brazos flexionados al frente, uno soportará con las palmas los codos del compañero, mientras que el otro colocará las palmas de las manos sobre los antebrazos. (Ver dibujo y animación anexa).
Lograr destreza en todas estas habilidades toma tiempo y mucha práctica. Es un largo camino que se puede ir conquistando poco a poco, con ejercicios que vayan desarrollando alguna de las destrezas.
El ejercicio que aquí propongo es muy sencillo de ejecutar, su dificultad no radica en el movimiento sino en la sutileza. Su objetivo es conseguir escuchar el movimiento del otro y dejarse conducir por éste.
Para realizarlo se necesitan dos personas que se colocarán una frente a otra. Se colocarán con una pierna adelantada que soporta el peso (tansanpu o posición de peso adelantado). Ambos con la misma pierna adelantada. Luego colocarán los brazos flexionados al frente, uno soportará con las palmas los codos del compañero, mientras que el otro colocará las palmas de las manos sobre los antebrazos. (Ver dibujo y animación anexa).
Es importante que los brazos se coloquen a una altura y distancia que sea cómoda para evitar la más mínima tensión en los brazos. Además no se deberá apretar los brazos con las manos, éstas se colocarán suavemente, pues la idea es mantener un contacto suave y no controlar el movimiento.
Quien tenga los brazos por debajo tomará la iniciativa del movimiento y la otra persona lo seguirá.
El movimiento se hará con un suave balanceo, alternando el peso entre una pierna y otra. Pasado un rato, cambiarán la postura de los brazos y ahora le tocará tomar la iniciativa al que escuchaba.
Para que el ejercicio sea efectivo hay que tomar en cuenta las siguientes directrices:
1. El movimiento debe hacerse desde el tantien. Como si saliera desde los pies hasta el abdomen.
2. Debe hacerse un movimiento continuo y suave.
3. Se puede hacer una pausa entre un movimiento y otro, cambiar un poco el ritmo de ejecución para fomentar que la escucha sea real. Hay que evitar caer en la inercia de un movimiento repetido y mecánico.
4. Sé sincero, evita los “amagos”. No se trata de “engañar al otro”, puedes hacer una pausa antes de empezar el movimiento, pero una vez iniciado termínalo con una velocidad continua.
5. Quien escucha debe tratar de sentir el movimiento, percibir con el cuerpo y no con los ojos. La idea no es ver cuando se empieza a mover, sino sentir la iniciativa del movimiento y escuchar la velocidad con que se desarrolla.
6. La mirada puede fijarse en la base del cuello del compañero, o en otro lugar que sea cómo. No hay que mirarse a los ojos, pero se debe evitar mirar al suelo o a otro lugar que desvíe la atención.
Como una segunda etapa de este ejercicio, puede hacerse avanzando. El que lleva la iniciativa camina hacia delante, con el desplazamiento de “acariciar la crin del caballo”. Siempre con un ritmo y velocidad, suave y continuada.
Por Carmina Barreiro
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